Daniela Meza, actriz, cantora y compositora de cuecas chilenas Foto: Ana María Fuentes |
“Esta cueca nace en
el tiempo en que Claudia (Ortiz) y yo estábamos decidiendo el nombre del grupo.
El pecado tiene que ver con la desobediencia y queríamos dar ese mensaje contra
la discriminación femenina en todos sus sentidos: económico, político, moral,
ético, social, etc. No recuerdo mucho como fue en detalle, pero sí que la letra
me salió de una, prácticamente la escupí. Quise transmitir eso de que “yo soy
así y al que le guste, bien, y si no, que se dé la media vuelta, no me importa”,
que “morderé la manzana igual, gústele a quién le guste”. Es una declaración de
nuestra parada como grupo.
Yo vengo de una
familia de puras mujeres, puras madres solteras o con sus segundos matrimonios,
pero todas mujeres que han tenido que salir adelante solas. Entonces difícilmente puedo distanciarme del feminismo, porque las mujeres de
mi familia no solo tenían que luchar solas, sino además enfrentar las discriminaciones
evidentes y no tan evidentes. Básicamente, el feminismo es la igualdad de
derechos entre mujeres y hombres. No es
que crea que las mujeres son mejores que los hombres. De hecho, ser feminista es también defender los derechos del hombre que tiene una
cantidad de responsabilidades enormes. Lo que se defiende es la igualdad. Yo sí
recuerdo haber sufrido discriminación por ser mujer y ser tratada de manera desigual. Mucho tiempo antes de Las Pecadoras,
participé en un grupo folclórico que tenía como director a un viejo que no me
pescaba ni en bajada. Yo opinaba algo y no me consideraba. Pero Chano
(González, guitarrista de Las Pecadoras) repetía lo que yo decía y le respondía
“sí, eso sí.” Tanta era la rabia que decidí irme porque no estaba dispuesta a
aguantar viejos machistas de mierda. Esa es la parada de desobediencia de
Pecadora.
Cuando nos
iniciamos como grupo en las cuecas, no diría que lo que sentí de los cuequeros
haya sido discriminación pero sí percibí actitudes despectivas. Si bien la
gente que asistía a los carretes a bailar y a pasarlo bien nos transmitía pura
buena onda, sentía una nivel de crítica mayor de parte de algunos músicos y
cantores. Admito que en varias cuecas cometí errores estructurales en su
composición, pero bueno, yo soy un tanto impulsiva e hice, luego aprendí más y
mejor. No te puedo decir con nombre y apellido, pero sí fue mi sensación y por
algo fue. Pero, por otra parte, me tranquilizaba los comentarios que me llegaba
de las personas que bailaban. Mujeres que nos decían que nuestras canciones les
daban aliento, acompañaban, daban fuerzas. Recuerdo que Rosita (Verdugo) nos
decía que pasaba escuchando el primer disco porque para ella era como un
abrazo. Entonces, pese a las actitudes, sentía que el objetivo estaba cumplido.
A lo mejor resultábamos un tanto raras porque no ingresamos a la “escena
cuequera” cantando canciones de la tradición o de Los Chileneros. Llegamos al tiro
cantando composiciones propias. Es que los hombres están acostumbrados a que
las mujeres les cantemos a ellos –o sea, al amor- y a la naturaleza. Más de alguno me dijo “pero si ustedes son
del campo, ¿porqué no le cantan al campo?” Puta, ¡porque no me identifica esa
hueá! Además, seré de Melipilla, pero esto no es campo, campo. No tengo nada
que cantarle. Estos temas, vivencias, historias, sí me identifican. De esto
quiero cantar.
El primer disco,
por lo mismo, fue mucho más impulsivo; con la desobediencia por delante y la
cueca La Pecadora es como un “Pato Yañez” a la obediencia que la sociedad o el machismo exige a las mujeres. Para alguno puede sonar llorón, pero si yo fuera un “Pecador”,
sería transgresor. Para el segundo disco, hubo tiempo para reflexionar y ahí
hay una recopilación de diferentes situaciones femeninas. Mujeres luchadoras,
abandonadas, enamoradas, guerrilleras, indígena, etc. Creo que logramos plasmar mejor nuestro
discurso en Cuecas de la Matria."
La Pecadora
(Décima:)
Yo soy la voz del pecado
Y vestida vengo de fiesta
Mi alma siempre está hambrienta
Por eso me han condenado
Por siglos, siglos y años
No tengo color ni raza
Me adoran todas las masas
En ellas vivo escondida
Nunca seré reprimida
Por culpa de una manzana.
(Cueca)
Soy la mujer pecadora
Siempre la discriminada
La felicidad buscaba
Todos me crucificaban
Déjenme que les diga
Que no me importa
Dese la vuela ahí mismo
Si no soporta
Si no soporta, ay sí
No estaré quieta
Morderé la manzana
Siempre que quiera
Culebra tentadora
Soy Pecadora
Una voz con Fuerza que se escucha atravez del ruido....gracias Daniela por tu arte y tu verdad
ResponderBorrarexcelente Cristina
muy buena foto Anita Maria
Gracias Sigrid por tu cariño, apoyo e interés.Un abrazo.
ResponderBorrarLas conoci este 18 y las encontreGENIALES,las letras y el estiloRepresentan a muchas mujeres !!!
ResponderBorrar